Los próximos 15 días serán a pura negociación. Hasta el 7 de agosto, las fuerzas políticas que competirán el 26 de octubre próximo tienen tiempo para solicitar reconocimiento de alianzas y confederaciones para participar en los comicios. Diez días después vencerá el plazo para la oficialización de candidatos para las elecciones parlamentarias. Buenos Aires ha dado algunas señales acerca de lo que puede acontecer con las postulaciones. Los testimoniales serán parte el juego y esa es una estrategia que en Tucumán no se descarta. Se intenta un acuerdo de cúpulas dentro del Partido Justicialista aprovechando dos situaciones particulares.

La primera de ellas tiene que ver con la atomización de la oferta electoral opositora. La Libertad Avanza ha dado claras muestras que está dispuesta a concurrir a las urnas con postulantes “puros” y no darles protagonismo a sus mismos aliados. Fuerza Republicana avisó que se presentará en soledad, mientras que la Unión Cívica Radical está diseñando su propuesta. CREO, a su vez, no está tan convencido que ir con los libertarios sea un buen motivo, más allá de que comulga con las ideas primigenias que llevaron a Javier Milei a convertirse en el presidente de los argentinos. El actual diputado radical Roberto Sánchez pide esperar un poco más porque, a su criterio, puede alumbrar una coalición que sea competitiva y que pueda llegar a evitar la polarización de las elecciones en el territorio tucumano. Todo está por verse.

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La segunda situación que favorece un armado de unidad dentro del peronismo tucumano es la volatilidad del mercado frente a la puja entre tasas de interés y dólar. Los ruidos del mercado no son una buena señal para llegar hasta octubre con aquella meta de desinflación que tanto reclama la sociedad y que, hasta el momento, viene apuntalando la campaña libertaria. El problema es que, como suele suceder en momentos de alta volatilidad, se produce un divorcio entre las estadísticas oficiales y las percepciones ciudadanas. El caso puntual es, precisamente, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se ha desacelerado al 1,6% en junio y que, según los cálculos oficiales, seguiría en esa senda en los meses previos al turno electoral. En Tucumán, a su vez, la inflación ha mostrado una fuerte contracción, de acuerdo con los datos de la Dirección de Estadística de la Provincia, que reportó una variación del 0,8%. ¿Qué sucedió? La explicación oficial pasó por el comportamiento de los precios regulados, particularmente, de los servicios públicos privatizados. En la Casa de Gobierno indicaron que en ese valor del IPC pesó la baja en las tarifas del servicio eléctrico. De todas maneras, julio se despide con dos incrementos en el mes del valor de los combustibles que, pese a las interpretaciones oficiales, es un componente que tiene alto impacto en el resto de los precios de la economía, como sucede con el dólar, que también despide al mes a los tumbos.

Acercando posturas

El mes de la Independencia dejó, además, el reencuentro entre dos referentes del PJ. El senador Juan Manzur visitó al gobernador Osvaldo Jaldo, dejando de lado las rencillas internas. En realidad, entre ambos jamás se cortó el diálogo; simplemente se hicieron menos frecuentes los contactos. Los acuerdos de cúpulas no necesariamente van de la mano de los encuentros de la dirigencia territorial. Es lo que, en cierta medida, está pasando con el mandatario provincial y el titular del PJ local. Entre ambos hay vocación de unidad, pero hacia abajo, las diferencias no se liman y no hay intentos por acercar posturas. Los antimileístas consideran que el candidato natural que los representaría en una lista de unidad es el legislador Javier Noguera. Precisamente, el ex intendente de Tafí Viejo visitará a primera hora al gobernador. ¿Temas? Acercar posturas. Nada más. En el jaldismo señalan que no se asumirán compromisos que expongan al oficialismo a nuevas rabietas políticas en Balcarce 50. De hecho, el propio Jaldo ha sido cauto en su mensaje de inauguración de la Jornada de Bioetanol para el Desarrollo del NOA que se hizo en el Catalinas Park. Tanto él como el jujeño Carlos Sadir transitaron por la ancha avenida del medio, sin sacarle facturas a Milei, una situación que fue modificada por el salteño Gustavo Sáenz, que apuntó directamente hacia la Casa Rosada, al afirmar que no se pregona el verdadero federalismo. En realidad, muchos son los que piensan eso, pero pocos lo que lo proclaman públicamente.

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La unidad no es un atributo que se destaque entre las coaliciones y fuerzas políticas en pugna. Tampoco son coincidentes los mensajes que se lanzan desde cada uno de esos espacios. Está claro que Jaldo no quiere romper lanzas con la Nación, como también que Manzur no comulga con la fe mileísta. Ambos se necesitan ahora. Y es probable que la semana que viene el propio presidente del PJ tucumano convoque al consejo partidario, con el fin de dar las puntadas finales a un acuerdo. No hay nombres para completar la lista de candidatos, pero en ambas corrientes se menciona que la torta electoral puede dividirse en partes iguales, de tal manera de mostrar fortaleza partidaria. Sin embargo, en Casa de Gobierno se siguen preguntando si al gobernador le conviene acercarse al senador nacional. El razonamiento pasa por el impacto que tendría ese posible reencuentro político en sectores que hoy confían en Jaldo, pese a que no están afiliados al peronismo y que se perciben como independientes. Desde esta orientación, los sondeos de opinión se multiplican y, en breve, se tendrá los resultados a mano. El tiempo apremia. Manzur sabe que no puede salir por fuera del partido que lo tiene como presidente. Jaldo, a su vez, necesita los votos de los desencantados con el libertario, pero teme pagar un alto costo electoral. En el medio de esta situación, las promesas de financiar algunos emprendimientos energéticos y de infraestructura pública siguen demorándose sin que se precisen los verdaderos motivos por los que todavía no avanzan. ¿Cuáles? Las obras de refacción del aeropuerto internacional Teniente Benjamín Matienzo y la del acueducto de Vipos, entre otras.

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En estas circunstancias, el Partido Justicialista necesita contratar los servicios de un traductor o intérprete que tenga la capacidad suficiente para acomodar el discurso peronista sin herir demasiadas susceptibilidades internas. Es una tarea difícil, pero necesaria. Incluso, en ambos frentes se admite que las autoridades partidarias nacionales han dado instrucciones para acercar posturas y que el peronismo llegue lo más unido posible al próximo turno electoral. El gobernador precisa de un mensaje que no ponga en riesgo la sintonía institucional con el Gobierno nacional y, a la vez, convivir con las críticas que otro sector interno lanza contra el presidente de la Nación y las medidas de ajuste. Del lado del senador, la idea es que esa persona o ese grupo de afiliados encuentren la manera más elegante de transmitir que el plan económico del gobierno no lleva a buen puerto. El mismo idioma con la misma ideología, pero distintas interpretaciones.